Murder throbbed in his wrists
To the loudspeaker’s pelvic thud, her floating move.
She was selling herself like the island, without
Any pain, and the village did not seem to care.
DEREK WALCOTT
Becasue the music that they constantly play
It says nothing to me about my life.
THE
SMITHS
Fue tan sencillo llegar a este punto
que casi no sabríamos
decir
con certeza
por qué caminos
discurrieron
nuestros pasos.
Entre la belleza, más
bellos nosotros,
no fuimos capaces,
tampoco,
de encontrar la senda
cierta.
y hubiera sido
definitivo,
ya ves,
aunque llevara al mismo
sitio.
Confundidos en una
sintaxis ajena,
cercados por la sordina
pop,
alguien nos fue
sugiriendo
el margen de aquel otro
río
que infinitamente
llevaba a este mismo mar.
Nadie me trae tus besos
ahora;
no hay nadie en
Edimburgo,
y en Oslo
no hay nadie más que tú.
Para el mes de noviembre
ya nada hablaba de
nosotros.
Alguna referencia, si
acaso,
a la distancia, a lo que
cuesta
convertir y convertirse
en recuerdo.
Por más que nos amamos
en todos los idiomas
que conocíamos, nadie
fue capaz de referirlo.
Vendidos baratos, no
fuimos más que eso:
pequeños héroes clásicos
atormentados mientras
los DJs chillaban
WE MOVIN’ MAN! WE MOVIN’!,
para responder a coro
but towards what?
Entonces no habríamos
sabido contestarnos.
Ahora esquivamos las
certezas,
No sé…
quizá sean ellas las que
nos esquivan
a nosotros. Fue este
río.
Bien pudiera haber sido
otro.