Enséñame, Señor, a distinguir
entre objetos, personas, medios
y fines.
No permitas que me ate a los
lugares ni a las cosas
cuando no lleven a ti.
Que no me posean ni esclavicen
mis posesiones, mis ocupaciones,
que no me alejen de tu voluntad.
Configura mi deseo en el tuyo
y dame la mano, Señor;
soy tu hijo y no quiero perderme
Ayúdame a reconocer a mis
hermanos
Y muéstrame tu rostro en los de
ellos,
las zarzas que arden en el
desierto
y tu paso por mi vida
al final del día.
Me conformo con eso:
ver tu espalda de lejos,
tus huellas en mi camino
la esperanza de ver tu rostro
y el abrazo del padre que recibe
al hijo
al caer la noche.
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