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¿Qué haces aquí, Elías?

Ni en el viento, ni en el terremoto, ni en el fuego...,
sino en la brisa, en la voz de lo pequeño.

martes, 9 de febrero de 2016

Agente doble

Ocurre más o menos al final de la película, justo antes del desenlace, cuando el joven espía ha logrado detener al huidizo agente doble que tanto daño ha hecho con su traición. Es entonces cuando logra quitarle la máscara y ponerse frente a él para descubrir, con horror, que se trata de su jefe, su mentor, su amigo.
Entonces no puede evitar que se le escape una pregunta tan necesaria como ingenua: ¿por qué? Probablemente lo dice titubeando, casi sin ser dueño de sus pensamientos.
- ¿Por qué? - Responde el viejo amigo visiblemente sorprendido y a su vez totalmente ajeno a la curiosidad de su antiguo compañero. - ¿Cómo que por qué? - Añade para mayor confusión,  y le sostiene la mirada durante 3 larguísimos segundos.
- Por dinero, por el poder. Pero también por lo de siempre.
- ¿Qué es lo de siempre? ¿De qué me estás hablando?
- Te hablo de la insoportable responsabilidad de lo que hacemos. Te hablo de tener que asumir los crímenes que cometemos, los sobornos de altos dirigentes, las escuchas ilegales, las grandes y pequeñas traiciones a los aliados, de poner cara de honrados mientras estamos podridos por dentro.
- ¿Me estás diciendo que nos has vendido al enemigo por un problema moral? Pero si es precisamente por ellos,  por mantener este statu quo por lo que hemos tenido que levantar este castillo de naipes. Tú ayudaste a construirlo. ¿Qué hay de aquellos viejos ideales?
- Participamos de un secreto y después lo revelamos, decimos que sí y más tarde negamos, extendemos una mano y cruzamos los dedos de la otra, besamos y conspiramos con los mismos labios, la misma mirada que cae disimulando, se mantiene y confirma a penas un instante después. No nos determinamos por falta de confianza, por miedo, inseguridad, porque no queremos elegir, porque en el fondo nunca hemos elegido. Nos hemos dejado llevar por la corriente y el azar hizo el resto. Los crímenes nuestros y los de ellos, nuestras seguridades y nuestros éxitos o los suyos, da igual. Desequilibrar la balanza, optar por lo uno y dejar lo otro. Ahí está el verdadero valor. Tú has elegido una parte completa con lo que te gusta y lo que no, yo juego a haber elegido lo que me gusta de cada lado...
El valor, el verdadero valor. Si tú lo tienes no lo pierdas. Vete, déjame morir aquí y que todos crean que fue por poder o por dinero. Será más fácil de creer para todos.
Lo que venga detrás ya no me interesa. Ahí acaba para mí la peli. Voy a por mi agente doble.

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