Estamos llamados a testimoniar
con gratuidad la revelación que hemos recibido como gracia. La
progresiva secularización de la sociedad, los crecientes desprecios al hecho religioso, las desigualdades sociales, el paro y el empleo precario, los desahucios, el encarcelamiento inmoral a las personas migrantes, la pobreza, las injusticias… toda esa debilidad es condición de verdad. No es claramente la sociedad que deseamos, pero es con estos mismos mimbres con los que hemos de tejer un cesto nuevo.
progresiva secularización de la sociedad, los crecientes desprecios al hecho religioso, las desigualdades sociales, el paro y el empleo precario, los desahucios, el encarcelamiento inmoral a las personas migrantes, la pobreza, las injusticias… toda esa debilidad es condición de verdad. No es claramente la sociedad que deseamos, pero es con estos mismos mimbres con los que hemos de tejer un cesto nuevo.
Mistagogía es reconocerse
llamados a hacer de la herencia una verdadera vivencia personal e
intransferible de relación con Dios a partir de nuestra propia relación
personal e intransferible de nuestra relación con Dios. No es transferir
nuestra vivencia sino alentar la vida que surge en el interior, acompañarla
desde el respeto y el calor, infundir el liderazgo de la persona, potenciar su
autonomía su relación con el misterio.
Anunciar el Reino es en sí un
gesto esperanzador y por lo tanto rompedor y revolucionario. Anunciar el Reino
no es vender humo, partimos del aquí y del ahora porque aunque no es un reino
de aquí sí comienza a construirse aquí.
Acompañar espiritualmente a
jóvenes es una forma de revolución y de esperanza, de volver la vista a la fe,
de volver a Jesús y desde Él enriquecer las actividades pastorales, las
homilías, las comunicaciones, las celebraciones, las comunidades cristianas…
La historia de salvación está
llena de anuncios desde Zacarías e Isabel, María (por parte de diferentes
personas a lo largo de su vida), Pedro… El Señor sigue anunciando a nosotros
nos toca poner el oído y crear condiciones para que otros también escuchen. Lo
que está en juego es el cómo. Parece
claro que no podemos seguir aplicando viejas recetas ante la nueva sociedad en
que vivimos. El Espíritu es creativo, no queramos encorsetar al viento que
sopla y se cuela entre las rendijas.
Ante una sociedad polarizada en
la que unos aprietan y otros cada vez se duelen más, anunciamos otra forma de
ser y estar: con esperanza, con parresía, con confianza. Educar a individuos
críticos pero optimistas, valientes pero prudentes y colaborar en construir una
sociedad en la que el individuo sea aceptado y amado incondicionalmente: sea lo
que sea, esté donde esté, tenga lo que tenga.
El excesivo consumo, el abuso de
mensajes comerciales, la progresiva metamorfosis de la persona en cliente,
después en consumidor y finalmente en producto de consumo al que añadir
accesorios es un obstáculo, no cabe duda, pero es más que eso: es un marco, un
terreno cuya orografía ha ido cambiando hasta derivar en esto, pero no supone
una imposibilidad. La esperanza que nos atraviesa nos empuja a afrontar los
obstáculos para que no puedan pararnos. Dejarnos alienar en el comprar y
consumir abusivos es lo contrario a la fe, a creer, a aceptar.
Puede que lo emocional, lo íntimo
y afectivo… todo aquello de lo que el Espíritu se sirve para llegarnos toca liberar de obstáculos
los caminitos del corazón:
hasta nuestro corazón esté obstruido o asilvestrado por la falta de tránsito pero a ambos lados de ese camino afectivo atascado por tanto anuncio de felicidad comercial laten dos corazones, dos pasiones que ansían encontrarse: un buscador y el Espíritu:
hasta nuestro corazón esté obstruido o asilvestrado por la falta de tránsito pero a ambos lados de ese camino afectivo atascado por tanto anuncio de felicidad comercial laten dos corazones, dos pasiones que ansían encontrarse: un buscador y el Espíritu:
- Suscitando apertura a la trascendencia y al autoconocimiento y ampliación de consciencia
- Ayudando a conformar una voluntad orientada al bien y
- una consciencia que aúne libertad y responsabilidad
- Fomentando el gusto por lo interpersonal, el respeto, el amor.
Para ello no se nos pide estar a
ambos lados (esos sitios ya están ocupados) tampoco en medio (ahí está ese
caminito aunque sea a veces conducto atascado) sino en uno de los vértices del
triángulo, en la equidistancia que observa o más bien contempla y acompaña.
Desde ahí podemos ayudar a dar a luz haciendo caso a la pedagogía de la
mayéutica: dejando que el huevo se rompa por dentro para que genere vida porque
si lo abrimos nosotros por fuera solo tendremos para una tortilla.
Estamos llamados a ser pacientes
porque el tiempo que manejamos no es el nuestro sino el de Dios, y las prisas
no son del buen Espíritu; llamados a constituir buenas comunidades que nos
acompañen y ayuden a objetivar; llamados a cuestionar nuestros métodos, a
adaptarlos a cada persona y situación, pero sobre todo estamos llamados a orar,
a estar atentos y a la escucha para discernir con sabiduría la voluntad de Dios
y ofrecer nuevos modelos de comunidad cristiana en las que:
- Todos somos aceptados incondicionalmente
- Podemos fiarnos sin límite
- Es posible el perdón
- Vivimos con esperanza
- Y se ofrece un testimonio gratuito, que no presiona las conciencias, que es propuesta y se muestra vulnerable ante la libertad de los destinatarios.