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¿Qué haces aquí, Elías?

Ni en el viento, ni en el terremoto, ni en el fuego...,
sino en la brisa, en la voz de lo pequeño.

jueves, 30 de abril de 2015

EL RELOJ DE LA FAMILIA



Relato y experiencia de una herramienta con metodología ignaciana

¿Cuántas veces al mes o al año se sienta un hombre o una mujer con su pareja para echar la vista atrás; dar gracias por tanto bien recibido; analizar costumbres, rutinas; corregir; planificar y llevarlo a sus vidas?

Todas estas dinámicas se ponen en juego en las sesiones del Reloj de la Familia. Estas y algunas más.
Se trata de una metodología diseñada por el Equipo de Misión Familia de la Comunidad de Vida Cristiana en España dentro del proyecto “Crear + Familia” y que tiene por objetivo “poner en hora”, ajustar y replantear nuestro proyecto de familia en pareja. Se parte de un planteamiento abierto e inclusivo que considera a la familia en toda la diversidad que puede llegar a abarcar la palabra.

Para las parejas de Almería y Granada que asistimos a las tres sesiones de este taller los días 14 y 28 de marzo y 18 de abril ha sido una verdadera bendición y experiencia fundante. Hay un antes y un después del Reloj en nuestras historias de familia. Por todo esto, cada una de las evaluaciones que hemos ido haciendo, tanto durante las sesiones del taller como en la vida, han estado impregnadas siempre del agradecimiento que brotaba de nuestro interior hacia el Señor en cada palabra y gesto.

Asistimos tres matrimonios de la CVX de Granada y uno de Almería, las dos primeras sesiones en Granada y la tercera y última en Málaga. Nos acompañaron otros dos matrimonios de la CVX de Málaga. Decimos que nos acompañaron, porque no nos cuadra decir que “nos dieron el taller” y mucho menos que lo impartieron por el grado de implicación que mostraron. Gracias otra vez, Susana, Víctor, Rocío y Paco, así como al resto de miembros de la CVX en Málaga que asistieron a la última sesión y tanto la enriquecieron.

Compartimos vida, oramos juntos y por separado, contemplamos la historia de gracia de nuestras respectivas familias, reímos, nos emocionamos y sentimos la presencia del Espíritu en medio de nosotros a lo largo de cada una de las tres jornadas.

Es difícil describir qué es el reloj de la familia. Quizá es más fácil empezar diciendo qué no es: no son charlas (aunque se habla), no es terapia familiar (aunque salimos reconfortados), no busca la solución de un problema concreto de la pareja o de la familia (aunque sí podría mejorar cosas específicas), y tampoco es un cursillo de formación (aunque se aprende). ¿Qué es entonces?

La metodología

Es verdad que uno tiene la impresión de que se trata de una adaptación de los ejercicios ignacianos al formato de taller con una metodología muy sencilla y amena. Pero, al mismo tiempo, decir esto no da cuenta de lo que esta herramienta hace posible. Al menos para las familias que hemos asistido estos días supuso empezar por darnos cuenta (una vez más) de lo agradecidos que estamos por los pasos dados hasta aquí como familia, que no es poco. Algo que suele suceder en todas las familias es que, a lo largo de los días, hablamos y hablamos de tantas cosas cotidianas que la rutina nos come y no dejamos tiempo para hablar de lo esencial. Esto es lo esencial.

En este sentido, el Reloj es una herramienta privilegiada para la pareja, como motor en la familia, que ayuda a pararse y desencadenar procesos de memoria, análisis y replanteamiento de vida en familia más allá de las sesiones del taller. No solo ofrece la posibilidad de volver a las fichas, a los textos, a las películas y al diálogo después, sino que podría incluso ser una experiencia a repetir unos años después.

En la primera sesión comenzamos presentándonos (este sencillo momento en sí ya fue especial, cargado de memoria agradecida y de esperanza en el futuro), después hicimos una oración preparatoria y a continuación nos expusieron cómo serían las sesiones: 7 tiempos en tres sábados.

La estructura de trabajo era repetitiva: se partía de una presentación, de un gráfico o de la presentación de unos textos. A continuación se proyectaba un fragmento de una película; y después todo se llevaba a la oración o reflexión personal. Seguidamente había un diálogo con la pareja y por último una puesta en común.

Comenzamos con los tres primeros tiempos:

Primer tiempo: “Panorama general de la familia” Partimos de unos textos para leer sin prisa y un fragmento de película a modo de contemplación. Casomai de Alessandro d’Alatri.

Segundo tiempo: Elaboramos la “Historia de gracia” de nuestra familia. Comenzamos viendo un fragmento de Up, leyendo unos textos para sentir y gustar y unas fichas para orar/reflexionar; primero individualmente, después en pareja y luego poner en común. Esta fue, sin duda, una de las experiencias más emotivas y centrales para todos nosotros.

Tercer tiempo: “El proyecto de familia”. Más textos y… otra película: dos fragmentos de Un lugar donde quedarse. Un gráfico para reflexionar/orar individualmente y en pareja y después volver a poner en común.

El segundo día continuamos con el cuarto tiempo: decisiones y libertades: Un fragmento de Una mente maravillosa. Textos acerca de la manera de tomar decisiones en familia. Modos de proceder: ¿uno?, ¿1+1?, ¿cada uno por su lado? Mejor discernimos en familia.
Para acabar evaluamos cada jornada. ¿La palabra más repetida? Ya lo saben: gracias.
El último de los tres sábados afrontamos la tercera y última sesión que abarcó los tres tiempos restantes:

Quinto tiempo: Recogemos y valoramos nuestros “Desgastes, crisis y daños”. Tras una breve presentación acerca de la comunicación efectiva y del lenguaje asertivo se proyectó un fragmento de la película Cindirella Man. Además (como casi en todos los demás tiempos) se aportaron textos complementarios muy clarificadores.

Sexto tiempo: “Reconciliación, oración personal y en pareja” Se trató de una propuesta para contemplar nuestras realidades de pareja necesitadas de reconciliación pidiendo al Señor la gracia de poder verlas a través de sus ojos y corazón. Después compartimos estos dos tiempos en pareja y finalmente en grupo.

Séptimo tiempo: “Reformulación del proyecto de familia” Partimos de una oración guiada para después dialogar en pareja acerca de todo lo sentido y vivido, de aquello que es un valor en la familia sobre lo cual construir y de aquello que daña o no ayuda y es necesario cambiar.

Terminamos, como no podía ser de otra manera, compartiendo y evaluando.

La experiencia

En el grupo hemos vivido como un regalo todo este tiempo compartido tanto en pareja como en grupo. Algunos no nos conocíamos pero eso no ha impedido que hayamos compartido nuestras vidas y, más aún, que hayamos puesto en contacto eso que tenemos en común y que tanto nos llena: la espiritualidad ignaciana que lo ha impregnado todo y que ha favorecido la comunión en el grupo y la unión de espíritus en la pareja.

Hemos reído y llorado (a veces al mismo tiempo) juntos y en pareja. Hemos gozado experimentando la acción de Dios cuando hay condiciones de posibilidad, cuando uno se deja hacer en el aquí y en el ahora.

Nos hemos enriquecido aportando nuestras diversidades familiares: en edad, en tiempo de matrimonio, en número de hijos, en concepción de la vida, en valores. Hemos estrechado lazos y nos hemos hecho verdaderos Amigos en el Señor. Ya no será lo mismo cuando nos encontremos de nuevo. La vivencia de ser Cuerpo, la universalidad y la hermandad en Cristo no son palabras en papel sino vivencia en historia y hechos. En vida compartida.

Ha ayudado a “sacar” asuntos, vivencias que hacía tiempo que no salían, que estaban olvidadas en algún cajón o en el oscuro trastero de la casa a donde van a parar todas las cosas que nadie sabe cómo clasificar u ordenar.

Al igual que cuando terminas los Ejercicios, al evaluar hemos expresado que sentimos la necesidad de dar a conocer esta herramienta a otros. Durante estos días, pero en especial una vez que acabamos, nos han venido nombres a la memoria y al corazón de familias y de personas concretas que conocemos y queremos, porque sabemos que esta experiencia sería de tanta consolación para ellos como lo ha sido para nosotros.

Cuando hemos manifestado estas mociones, nuestros acompañantes nos han señalado la vocación de “relojeros” que se manifiesta detrás de esa expresión de deseo para otros pues así nació la suya, de una experiencia como la nuestra. La posibilidad de ser “agentes multiplicadores” de tanto bien recibido es una realidad. A pesar de que somos meros instrumentos y limitados, el Señor hace cosas grandes a través de nosotros. Hubo algo de envío en aquel rato de evaluación.

Con el deseo de ser Sal y Luz, de ser familias abiertas a otros, de salir de nosotros mismos para ir a las fronteras. Con nuestra vocación laical fortalecida y nuestros compromisos familiares renovados. Llenos de presencias y profundamente agradecidos, volvimos a nuestros hogares, a nuestras familias con el reloj a punto.

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